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Úlceras por presión: qué son y cómo prevenirlas

La prevención es la herramienta fundamental para disminuir la incidencia de las úlceras por presión, que aparecen mayoritariamente en personas que se encuentran inmovilizadas durante largos períodos. Se estima que en el 95% de los casos la aparición de este tipo de lesiones puede evitarse realizando unas correctas medidas de prevención.


Úlceras por presión
Las úlceras por presión son lesiones en la piel causadas por estar confinado a una cama o silla de ruedas casi todo el tiempo. Foto: Camilo Jimenez | Unsplash.

Las úlceras por presión, llamadas también escaras o úlceras por decúbito, son lesiones en la piel que se generan por permanecer en una misma posición durante demasiado tiempo. Se producen cuando la piel se comprime —durante un largo período— entre el hueso y una superficie dura como un colchón, una silla, etc. El mayor riesgo de padecerlas aparece en personas encamadas, que utilizan silla de ruedas o que no pueden cambiar de posición. Las úlceras por presión pueden causar infecciones graves, algunas de las cuales pueden incluso llegar a poner en peligro la vida.


Las partes del cuerpo involucradas más frecuentemente son aquellas en las que sobresale el hueso y existe menos tejido bajo la piel, y que se encuentran presionadas contra algún objeto (silla de ruedas, cama, yesos o férulas). Al comprimirse la zona durante más de dos o tres horas se interrumpe la irrigación sanguínea, lo que provoca un aplastamiento de los vasos sanguíneos disminuyendo el aporte de oxígeno y nutrientes a esa zona y ocasionando una necrosis del tejido. La piel comienza a deteriorarse y se forma la úlcera, que se presenta inicialmente como una zona dolorosa y enrojecida que con el tiempo adopta un color morado. Si no se actúa, la dermis y la epidermis se ven comprometidas hasta perder por completo su espesor, creciendo la úlcera superficialmente y en profundidad, llegando incluso a destruirse el músculo o hueso subyacente.

Cuando la superficie sobre la que nos apoyamos comprime una zona del cuerpo, dificulta una buena circulación de la sangre y la piel va deteriorándose. Por ello, las úlceras por presión aparecen más frecuentemente en zonas donde sobresale el hueso y hay menos tejido bajo la piel. Imagen: adaptada de macrovector | Freepik.

Cómo prevenir las úlceras por presión


La prevención es el mejor tratamiento para evitar la aparición de las úlceras por presión. Si cuidamos a una persona con movilidad reducida, como pacientes geriátricos, personas con fracturas traumatológicas, pacientes neurológicos o incapacitados motores, deberemos estar muy pendientes de realizar cambios posturales frecuentes, limpiar e hidratar la piel, proporcionar un adecuado aporte nutricional y proteger las zonas de mayor riesgo.


Para ayudar al paciente a mantener una postura corporal correcta, procuraremos cambiarle de posición periódicamente si está encamado. En el caso de estar sentado, el respaldo de la butaca debe dar apoyo a toda la espalda y a la cabeza; procuraremos utilizar asientos acolchados y usar reposapiés.


En cuanto al aspecto nutricional, procuraremos una adecuada alimentación en calorías, proteínas y vitaminas y nos aseguraremos de que bebe líquidos en cantidad suficiente para estar hidratado.


La piel debe estar siempre limpia, seca e hidratada, con especial cuidado en las zonas de pliegues. Para favorecer la circulación sanguínea, podemos aplicar masajes diarios después del lavado. Estaremos pendientes de que no arrugas en la ropa de cama, pijamas, camisones, etc., y no arrastraremos nunca al paciente de un lado a otro de la cama, ya que se puede producir fricción o cizallamiento con alto riesgo de lesiones cutáneas.


Actualmente, existen en el mercado diversos productos destinados a proteger zonas específicas del cuerpo que tienen mayor riesgo de ulcerarse, así como diversos tipos de colchones antiescaras. La utilización de superficies especiales para el manejo de la presión ha demostrado reducir la incidencia de úlceras por presión. Sin embargo, aun empleando estas ayudas, debemos seguir realizando siempre los cambios posturales.


Los cambios posturales


Los cambios posturales deben realizarse de forma periódica cada 2 o 3 horas en pacientes encamados, o cada 1 o 2 horas si están en una silla, siguiendo una rotación programada e individualizada, es decir, se irá movilizando desde una postura inicial hasta la siguiente. Por ejemplo, si está tumbado hacia el lado derecho, le cambiaremos la postura colocándole en decúbito supino (boca arriba), más tarde le tumbaremos hacia el lado izquierdo, y así sucesivamente. Para dormir debemos colocarle en la postura que le resulte más cómoda para conciliar el sueño.

Procuraremos mantener el alineamiento corporal, la distribución del peso y el equilibrio; así como evitar el contacto directo de las prominencias óseas entre sí.

En caso de aparecer una zona de enrojecimiento en la piel, evitaremos colocarle en la postura que ejerza presión sobre esa zona. Si observamos una ampolla o un hematoma es importante consultar cuanto antes con el centro de salud, ya que el tratamiento de las úlceras por presión debe realizarse siempre por profesionales sanitarios.

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